Sunday 29 November 2009

Reabre el "Archivo de Connie"

Un saludo de bienvenida a nuestra archivera auxiliar

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Anna Veltfort, alias "Connie", es sin duda pionera y decana bibliográfica de la blogósfera exiliar. Los archivos en PDF que había ido poniendo a nuestra disposición en su bitácora desde marzo de 2007 llenarían ya un par de estantes con textos y gráficos imprescindibles como fuentes de referencia. [Foto: Connie de niña.]

Aparte del arte y la literatura, la historiografía del pasado reciente es una de sus pasiones documentales. Pero ya de por sí su propia biografía es un elocuente botón de muestra de las vicisitudes de no pocos repatriados por partida doble. A fin de que el lector se haga una somera idea de sus avatares, antes del comentario abicueril en el El Archivo de Connie, reproduzco abajo un extracto de la Presentación de la titular del blog. Encaja a la perfección en la actual revisión del pasado republicano. A saber, concretamente en lo concerniente a sus funestos nexos con la Guerra Civil española:

...nació en Alemania (1945), emigró de niña a los Estados Unidos, y vivió desde febrero de 1962 hasta septiembre de 1972 en La Habana, Cuba. Esto ocurrió porque su padrastro, veterano de la Guerra Civil Española en la Brigada ‘Abraham Lincoln’, vio renacer su ave fénix con el triunfo de la Revolución Cubana y llevó a su familia a vivir y a estudiar en Cuba. Connie estudió el bachillerato en el Instituto del Vedado, y se licenció en Historia del Arte en la Escuela de Letras de la Universidad de la Habana, donde estudió desde el otoño de 1964 hasta la primavera de 1972. Después de graduarse, Connie regresó a los Estados Unidos, donde vive actualmente.

¡Enhorabuena, eximia Connie! Se te echaba de menos aquí en Colonia Agripinensis. No vuelvas a abandonarnos. Nos haces falta. A propósito, yo también conocí al profesor Max Figueroa. Fugazmente, en alguna que otra conferencia impartida por él en la UH. Por eso no puedo opinar acerca de su trato y personalidad. Sin embargo, confío en tu valoración, amén de estarle eternamente agradecido por el aprendizaje de tantas nociones lingüísticas a través de sus eruditos ensayos. [Foto de al lado: Max Figueroa en París.]

Nunca más se volvió a hablar de él en La Habana. No recuerdo haberme enterado de su caída en desgracia o la proscripción de sus libros. En retrospectiva, creo haber seguido viendo algunos ejemplares en los anaqueles de los dos anticuariados habaneros. Tal vez emigró antes de que yo mismo me quemase en el 91. En fin, por algo, pese a su reconocida preeminencia magisterial, decidió perderse para siempre de la Plaza Cadenas, la Escuela de Letras y el Morro.

Pasando al tema siguiente: la estelar visita de Sartre y su consorte Simone de Beauvoir no fue más que un eco de la añeja tradición criolla de pedir la bendición para todo a gurús intelectuales de moda en Occidente. Nació mucho antes del arribo de Alexander von Humboldt, el mal llamado "Segundo Descubridor de Cuba".

Su famoso ensayo interdisciplinario donde, descontando los tecnicismos, nada dice que no pudiera saber o averiguar la Sociedad de Amigos del País, acabó de entronizar la manía del esnobismo en el seno de la sacarocracia negrera. Con todo, fue el menos dañino de todos esos émulos suyos que a día de hoy siguen atiborrando de sofismas el cerebro hueco de la inmensa mayoría de nuestros intelectuales de ambas orillas.

¿Qué tanto podía saber, verbigracia, el camaleónico (de discípulo de Heidegger a funcionario cultural bajo el régimen satélite nazi de Vichy, de renovador marxista y defensor del Kremlin a profeta tercermundista y padre del actual retroprogrerío occidental) bizco de las Galias acerca Cuba y los cubanos a la sazón? [Foto de al lado: Escuchando a Sartre.]

Nada de nada. De ahí que redactara a vuelo de pluma Huracán sobre el azúcar, un mamotreto repleto de lugares comunes para refrendar las atrocidades de nuestro flamante Nouveau Régime. Los rostros en apariencia pensativos del auditorio en esa foto hablan por sí solos. Otrosí, excelente escritor, (a pesar o a causa de su miopía aguda), orador pirómano y pésimo ser humano, como atestigua su desfachatada correspondencia íntima con, Simone, acomplejada virago feminista de sus amores literarios, a expensas de los deslumbrados amantes que pasaron por sus alcobas...

2 comments:

Cristina García said...

Jorge, le pregunta retórica acerca de los conocimientos de Sarte me ha hecho reír con ganas, y yo me río bastante leyéndote.
La condición primera para que un intelectual, sobre todo de esos tan chic que se amontonan en la izquierda como si fuera la puerta de salida de este mundo que ellos ven tan malo que necesita de su esfuerzo ilustrador y reformador, sienta que puede hablar, opinar, aleccionar, y eventualmente, encaminar al ganado inculto, es, precisamente, no saber ni jota de lo que está hablando.
De muchas cosas pecará un buen intelectual de izquierda; pero nunca de conocedor. Le bastará su superioridad moral y el barniz de intelectual para disertar.
Por cierto, algún día podrías revisar en los anales cubanos algunas trayectorias de intelectuales prominentes para nosotros.
Es una idea nada más...
Gracias, Pomar.

Zoé Valdés said...

¡Qué buena noticia el regreso de Connie! Yo me río mucho también con tus cosas, y me hacen cavilar muchísimo.