Monday 15 December 2008

"Derrick, mi nombre es Derrick, Policía Criminal..."

Muere el actor alemán Horst Tapper

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Así se presentaba a los sospechosos en cada nuevo capítulo de la serie policial del canal público ZDF Horst Tappert, el actor que encarnaba al incorruptible inspector teutón (Stephan) Derrick.


El inspector prusiano
sigue siendo popularísimo en Cuba, donde competía ventajosamente en las díscolas pantallas de los televisores rusos con "El Viejo" y "Colombo". Tappert falleció el sábado 13 de diciembre en una clínica de Munich a la edad de 85 años, víctima de la misma dolencia (diabetes aguda) que hace una década jubilara diez años ha al sagaz detective.

En la Isla el flemático detective, émulo alemán de Sherlock Holmes, siempre al alimón con su ayudante Harry Klein (interpretado por Fritz Wepper), Tappert lograba una vez a la semana el prodigio de distraer al cubano de a pie de sus penurias cotidianas.

Todo comenzó una noche sabatina de octubre del 74 con Waldweg ("Camino forestal"). Aunque sobre el capítulo de estreno el prestigioso semanario Der Spiegel haría este ácido comentario: "...diálogos tan emocionantes como el parte meteorológico", pronto Derrick & Klein se ganarían el favor del público y la crítica especializada. Trunca en 1998 para consternación de sus millones de seguidores, la serie llegó a abarcar 281 capítulos, retrasmitiéndose en más de cien países y un montón de idiomas. Ese mismo año su protagonista ganó el codiciado premio "BAMBI".


No sólo por su proverbial sangre fría, sus caballerosidad hacia asesinos y otros truhanes demasiado schau (listos), o por su atildada indumentaria y modus vivendi, sino también por unas imágenes de abundancia culinaria, de estanterías repletas en los supermercados, de elegancia, pulcritud, confort y buena vida bajo el Estado del bienestar que sólo nosotros los cubanos, a merced del totalitarismo más cicatero que conoce la historia después del norcoreano y el maoísta, sabemos aquilatar en toda su --para quienes disfrutaban de la serie homónima con la barriga llena y otras bondades occidentales-- insospechada significación.

La meticulosa pachorra policiaco-humanitaria de Derrick, quien antes de retirarse en 1998 llevaba casi un cuarto de siglo (el primer capítulo de la serie data de 1974) deleitando sin falta una vez a la semana con su singular personaje a sus admiradores, deja un vacío sensible en los cinco continentes. Sin embargo, según confesión propia, Tappert, hombre de origen humilde (hijo de un empleado de correos y él mismo graduado de comercio y contabilidad, púgil
aficionado de anestesiadora pegada en su adolescencia, vivía a cuerpo de rey gracias a los éxitos con Derrick pero al cabo terminó aborreciendo, muy a su pesar, las tramas detectivescas: "Después de hacer de policía durante toda mi vida ya no soportaba más las series policiacas".

No obstante, el célebre inspector marcó a tal punto su vida e imagen pública que su autobiografía, publicada en 1998, se titula
Derrick y yo. Mis dos vidas. Y es que, tal vez por ser actor de personajes afines a su flema, o porque sus necesidades mundanas satisfechas tras el resonante éxito de Derrick en el 74 opacaron en él un talento más versátil, hay una faceta de su carrera dramática apenas conocida fuera del ámbito germanoparlante (Alemania, Austria y Suiza).

Clips del making de la serie, incluido el dibujo animado
(por desgracia moderados en alemán, pero se puede oír
al personaje hablando en húngaro, afrikaans, chino, etc.,
y a Tappert vacilándose a sí mismo al escucharse. El resto
lo cuenta más o menos bien el post)




En efecto, a lo largo de su extensa carrera interpretó (Derrick fue un triunfo tardío) papeles protagónicos o secundarios en decenas de filmes y obras de teatro. Entre ellas, clásicos como Romeo y Julieta (Shakespeare); El enfermo imaginario (Molière); Fausto (Goethe); Las ratas (Hauptmann); Esperando a Godot (Beckett); La balada del café triste (Albee); La ópera de los tres peniques (Brecht); Muerte de un viajante (Miller); El poder y la gloria (Greene); Cábala y amor (Schiller; y un largo etcétera.

Tappert, quien debutó sobre las tablas en 1945 recién liberado del cautiverio de guerra, incursionó también en el cine. De esta primera etapa se recuerdan dos películas:
La familia Trapp en América (1958) y El ángel que empeñó su harpa (1959). Tres años más tarde hacía de villano en No lo puede dejar. En 1966 se consagra en la pantalla chica con trilogía Los caballeros invitan a pasar por la caja, donde vuelve a hacer de malo.

Una cita nos revela su idiosincrasia: "Me parece que un hombre honesto, justo, sincero, liberal, comprensivo, despierta por doquier en el mundo sentimientos positivos entre en gentes de muy diversas religiones y culturas. El cariño profesado a Derrick en todos esos países muestra que incontables personas no añoran héroes de mano dura sino pacificadores". Pecaba por exceso de optimismo y abstracción, desde luego, pero ¿verdad que lo de "liberal" no está nada mal para un actor de élite como él?

La última vez que hizo el papel de Derrick fue en el dibujo animado
El deber llama, estrenado en el 2004. Un intento de rescate del personaje que no tuvo continuidad debido al envejecimiento del actor, acelerado por los estragos de la diabetes. Nacido en Wuppertal en 1923, deja tres hijos adultos y una viuda. [Foto de abajo: Stephan Derrick con su asistente Harry Klein durante la época de apogeo de la serie.]

La actriz Ursula Tappert (Pistor de soltera), su tercera esposa, renunció al escenario con tal de atender a un marido enfermo que debe de habérselo merecido con creces. Esperemos que allá arriba donde ya mora San Pedro contrate a Derrick para que se encargue de capturar y despachar al infierno a la cuadrilla de santurrones decrépitos de la Alta Nomenclatura a punto de emprender al fin su --por infinidad de súbditos añorado-- vuelo sin retorno.

Ojalá el avezado detective teutón no se deje engañar por las credenciales que sin duda ya les están extendiendo a esos malhechores estatales nuestra complaciente curia católica y sus competidores evangélicos en el lucrativo y acomodaticio negocio de la fe en Cristo...

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